Las supersticiones, ¿quién de vosotros no tiene por lo menos una? Todo el mundo toca madera para alejar la mala suerte o tira monedas a una fuente para llamar a la buena, ¿verdad? Pues, el sector del puterío también tiene sus prácticas supersticiosas, algunas más graciosas o eficaces que otras, eso juzgadlo vosotros mismos.
Pero, ¿cómo es que las personas hemos acabado teniendo supersticiones? Ya sabréis que toda la culpa es del hombre primitivo y de su necesidad de dar una explicación a los fenómenos considerados sobrenaturales, como los truenos, los eclipses, la noche, ver como un árbol nace de una semilla o Rajoy. Así que, empezó a asociar todo esto a la manifestación de una intervención ultraterrena, y de ahí, a pensar que era mejor no putear a esa entidad, no fuera que los árboles dejaran de dar frutos o Rajoy de ser bobo.
Pese a que hoy en día la ciencia ha contestado a muchas de esas preguntas inexplicables, seguimos manteniendo muchas de esas supersticiones, y el ámbito del puterío no es menos.
La que más destaca es la que está relacionada con San Pancracio, el santo de los afligidos por la pobreza, de la fortuna y de los juegos de azar. Cuando las prostitutas tienen pocos clientes, castigan al santo poniéndole en el congelador. Pero si sólo quieren darle un toque de atención para que se despeje y se anime a hacer decentemente su trabajo de santo, le duchan con agua fría. Por el contrario, si San Pancracio se ha portado bien trayendo a muchos clientes y buenas propinas, le rinden homenaje con monedas, perejil, arroz, lentejas y velas. Nada de pajas, que a San Pancracio esas cosas no le gustan, es muy tímido.
Además de la figura de San Pancracio, existe también la de Pomba Gira, una especie de diosa perteneciente a la cultura afrobrasileña que las chicas brasileñas suelen considerar patrona de las mujeres de moral distraída. A diferencia de San Pancracio, a Pomba Gira no la puedes putear con actos vengativos como el del congelador. Ella sólo quiere recibir regalitos y que se le haga la pelota (las mujeres somos así). Así que, las escorts la homenajean con flores, perfumes, ropa, tacones, vibradores, cigarrillos y alcohol esperando que a cambio la diosa no se porte como una zorra.
Al margen de santos y diosas, las chicas han desarrollado otras prácticas de la buena suerte, aquí algunos ejemplos:
- Cuando no hay trabajo, tiran lentejas y arroz a la calle. Y adivinad lo que consiguen con esto… ¿que la calle se ensucie o que llegue más curro? Preguntádselo a ellas.
- La primera chica del día que trabaje, tiene que salir a la calle y tirar hielo hacia atrás. Lo que consiguen con esto es que se moje la calle, fijo.
- El primer dinero del día que ganen, se lo tienen que frotar por todo el cuerpo. En este caso lo único que consiguen es tenerse que duchar porque vete a saber en qué manos ha estado ese dinero. Es que yo soy un poco remilgada, lo sé.
- Atraer la buena suerte duchándose con cava y pétalos de rosa. La buena suerte se queda en una esquina pensando que prefería tomárselo ella el cava, o eso lo pensaría yo quizás.
Cada chica de compañía, dependiendo de dónde sea, tendrá sus supersticiones y maneras de atraer o alejar la buena/mala suerte. Las que hemos presentado son las que, en general, comparten la mayoría de chicas, pero estamos seguros que de aquí a unos días ya se habrán inventado otras. Y vosotras, ¿conocéis más supersticiones? Si es que sí, ¿cuáles os funcionan mejor?
pobre san pancracio en el congelador