Las fotos que más te ponen

Hace unas semanas hablamos de algunas técnicas de persuasión útiles para las escorts para mejorar su estrategia de venta durante el paseíllo. No nos olvidemos que, al fin y al cabo, lo que vende una escort es su cuerpo, por lo tanto su “producto” tendrá que presentarse de la mejor forma para que el cliente se sienta atraído por ello y acabe «comprándolo».

Sin embargo, antes de que el cliente llegue a vivir el paseíllo, posiblemente pasará primero por otro escaparate: la página web con las fotos de las chicas. Es exactamente ahí que el potencial comprador tomará la decisión: comprar o no comprar, esa es la cuestión. Pues, hay que tener en cuenta que el tiempo de permanencia en la página web es bastante breve, así que las fotos tendrán que convencerle de inmediato.

Para que el potencial client tome la decisión, las fotos tendrán que penetrar su mente en el menor tiempo posible entrando muy a fondo en su subconsciente. Hay que despertar el deseo, alimentar el morbo, provocar las ganas de empotramiento. Así que la pregunta surge por sí sola: ¿cómo tienen que ser las fotos eróticas de las escorts para conseguir todo esto? Bueno, aquí lo desvelamos:

Naturales: olvidémonos de las poses cutres que estaban tan de moda en los años ‘70. Hoy en día lo mejor es mostrar el “producto” en un contexto realista y creíble. Esto se traduce en imágenes que parecen robadas de la intimidad: en la cama mientras lee una revista, duchándose, bebiendo de una botella, quitándose el sujetador, tomando el sol o cualquier otra acción que todo el mundo hace a diario sin darle importancia. Bueno, petándose los granos o quitándose el Tampax, mejor evitarlo. Eso sí, la perspectiva del encuadre es fundamental, siendo ésta como la de un voyeur que espía a escondidas.

El estilismo: cuantas menos prendas, mejor. Así es, hay que enseñar bien el “producto”, sin olvidarnos de que hay que cumplir con el parámetro de la naturalidad. Entonces, ¿para qué ponerse un bañador de leopardo con taconazos rosa chillón estando tumbada en la cama? Esto en la vida real no pasa, y si pasa, es que eres una de las Kardashian. Y todo el mundo sabe que es mejor que te digan puta que Kardashian, ¿no? Por lo tanto vía libre a la lencería de encaje, a los colores naturales, a las picardías, a los tangas, los culottes, las medias, los ligueros o cualquier prenda que haga sentir a la chica terriblemente sexy y femenina, y no vulgar. Al margen de la lencería y del cuerpo desnudo, otras prendas que funcionan bien son los shorts tejanos, las cazadoras de cuero, las camisetas casual y las semi transparentes, así como las camisas o las camisetas de hombre.

Sin miedo y sin vergüenza: el chichi, chicas, hay que enseñar el chichi. Que guste o no, eso es lo que más “vende”. Somos conscientes de que estar delante de un objetivo medio desnuda no es nada sencillo, y da igual si tu trabajo es vender tu cuerpo. Pese a esto, hay que vencer el miedo y la vergüenza sea como sea. Por esta razón es muy importante confiar en el trabajo del fotógrafo y de su asistente, y tomarse unas cuantas copas antes. Que no, ¡que esto es broma!

Photoshop: esta herramienta diabólica hay que utilizarla en la justa medida, es decir, si soy una chica gordita no puedo pretender salir en la foto delgada como el mango de la escoba. En la jerga publicitaria eso se llamaría “mega patraña”, aunque los publicistas más refinados prefieren decir “publicidad engañosa”. Los retoques están permitidos hasta un cierto punto: para quitar cicatrices, lunares, tatuajes u otros elementos que puedan llevar a identificar a la chica. Así que, si eres gordita, ¡acéptalo o come un poquito menos!