A veces llega y otras no. Cuando no llega y no lo has decidido tú, es posible que te cagues en toda la humanidad. Sin embargo, aunque llegue, no te vas a poner a saltar de felicidad, porque tus niveles de mala hostia son tan elevados que Satanás se irá de vacaciones para cederte su plaza. Es que tener el chichi chorreando sangre y óvulos no fecundados no es tan maravilloso como puede parecer.
Así pues, si todavía no ha quedado claro, hoy hablaré de la menstruación.
La primera cosa que hay que saber sobre ella es que es un regalo maravilloso de Dios que sólo las mujeres hemos tenido la suerte de recibir, junto con la celulitis. La segunda es que es más molesta que un Calippo por el culo en invierno.
Los síntomas que caracterizan este proceso fisiológico son varios: desde el ya mencionado humor satánico, pasando por dolores dispersos en varias partes del cuerpo, náuseas, mareos, postración y colgarse de un columpio boca abajo, éste último según Evax. Otro elemento característico es el cambio cromático de la sangre, pero sólo en los anuncios de compresas, donde de roja pasa a ser azul. Y bueno, es un poco contradictorio porque ninguna de nosotras se siente más aristócrata en esos días con ese aumento de gases y flatulencias.
Pese a que todas las mujeres cada mes tenemos que lidiar con la menstruación, a nadie le gusta hablar de ella y nosotras somos las primeras en sentirnos incómodas y avergonzadas tratando este tema. Que bueno, tampoco es plan de ponerse un cartel al cuello con el texto “Me está sangrando la vagina pero no pasa nada, miradme como si fuera una persona normal”. Llevar una estrellita en la ropa sería suficiente quizás, pero lo más adecuado sería hablar de ella sin bajar la voz, porque cuando le contamos a alguien que nos duele la espalda o la cabeza no nos ponemos a susurrar. No nos sentimos incómodas… ni tan mojadas, claro.
Esta estigmatización ha hecho que, en 2014, las feministas se apropiasen del concepto “free-bleeding” (sangrado libre), nacido en un primer momento como broma en la página inglesa de memes 4chan. En esa broma se animaba a las mujeres a abstenerse de utilizar productos sanitarios, como tampones o compresas, con el fin de “sangrar libremente” durante la regla y, además, convencerlas de que los tampones son una herramienta de opresión del patriarcado. La broma acabó transformándose en un verdadero movimiento cuyo caso más conocido es el de Kiran Gandhi (batería de M.I.A), que en 2015 participó en la maratón de Londres con la regla y sin tampón; o sea que se hizo todo el recorrido sangrando como si fuera la protagonista de una peli de Tarantino. Kiran sabía que el rojo le quedaba bien y le daba luminosidad a la cara, pero no lo hizo por eso, sino para “Las hermanas que no tienen acceso a los tampones y que, a pesar de los calambres y el dolor, lo tienen que esconder y fingir que no existe. Corrí para decir que sí, existe”. Porque muchos países no tienen los privilegios que tenemos nosotros, privilegios que están bajo el paraguas de derechos humanos: alimentación, agua potable, salud y no morir por una hemorragia menstrual, entre otros.
Por supuesto la decisión de Kiran Gandhi recibió bastantes críticas negativas e incluso amenazas, sin embargo dio el paso para que ese sentimiento de vergüenza y suciedad asociado a la menstruación fuera cada vez menos oprimente. Así pues, en 2015, la poeta canadiense Rupi Kaur publicó en Instagram una foto de sí misma en la cama, de espaldas, con una mancha de sangre menstrual tanto en su pijama como en las sábanas. La foto, tomada para un proyecto universitario que desafiaba las opiniones de la sociedad sobre un tema concreto sin el uso de las palabras, fue censurada dos veces por Instagram por infringir sus Condiciones de Uso. Es decir, además de odiar a los pezones femeninos, Instagram desprecia también a la regla. Y la verdad es que es una pena, con lo bonito que quedaría el rojo con el nuevo logo. Pese a ello, la foto se hizo viral e Instagram acabó pidiendo disculpas afirmando “¡Ah, ostras, era sangre menstrual, no un desgarre anal!”.
Si bien en algunos países la menstruación combinada con la escasez de recursos puede significar un riesgo para la salud de la mujer, en otros, donde los derechos laborales son fundamentales, las mujeres pueden pedir unos días de baja menstrual. China, que desde siempre es máximo defensor de los derechos laborales, joder, China, deja a las mujeres libres de sangrar y sufrir en paz en su casa, sin trabajar. Los chinos, capito? Y pasa lo mismo en Japón, Taiwán, Indonesia, Corea del Sur y en las oficinas centrales de Nike. Y todo esto lo he querido detallar para que el concepto de baja menstrual fuera conocido por mi jefe. Porque como me ha enseñado Ausonia, en esos días lo que más me apetece es tirarme con el paracaídas desde un helicóptero sin miedo a que el tampón acabe perforándome el cuello uterino por la velocidad de bajada.
Y como este es el magazine de tu marca de puterío, os estaréis preguntando si las prostitutas trabajan con la regla. Pues, seguramente habrá clientes draculillas a los que les gustaría, pero en esos días las chicas prefieren no prestar servicio. Ya sabéis, están ocupadas haciendo puenting.
Asqueroso y escatológico, a muchas mujeres no nos gusta hablar de estos temas y no necesitamos que nadie se recree con ellos intentando «normalizarlo s» simplemente preferimos llevarlos en privado, lo siento pero este articulo no me gustó. Soy lectora vuestra pero no de estas cosas.